Ideal e inmejorable para realizar una escapada romántica en pareja. Me convencieron además de las fotografías de la casa y el entorno, todas esas valoraciones maravillosas y positivas que tenía este lugar. Y después de experimentarlo, creo que hay que vivirlo, hay que ir y estar allí, hay que ver la casa, decorada y ambientada al milímetro para hacerla lo más acogedora posible, esa salita de la música, esa salita de lectura y televisión, esa chimenea, ese mini bar self service como si estuvieras en tu propia casa... y las habitaciones equipadas igualmente con todo lo necesario y más, vistas espectaculares. La matricula de honor la ponen sus propietarios, Toni y Sofi, con su trato, y que decir de esos desayunos abundantes y sus cenas, casi todo con productos autóctonos.
Por otra parte, el pueblo es super bonito, con vistas increíbles y mucha oferta turística