Cuando entras por la puerta, ya sabes que estás en un oasis de paz y tranquilidad. La casa es preciosa, el entorno único con unas vistas espectaculares y la cena y sus vinos de 10! Pero sin duda alguna, lo mejor de todo, el trato de Toni y Sofi que son unos anfitriones maravillosos. Te hacen sentir muy especial ya desde antes de llegar, poca gente cuida tanto a sus clientes como ellos. Volveremos seguro ya que nos quedamos con ganas de más!